Que bonito sería poder inventarme más tiempo.
Y que los días volvieran a oler a domingos de la mano y zapatos nuevos.
Que bonito sería hacer aviones de papel y verlos volar con tu nombre dentro.
Que volaran y volaran sin que tu ausencia me temblara entre los dedos.
Que bonito sería ver la vida como cuando era niño, como cuando era pequeño.
Y convertir todos estos monstruos en bolitas de queso.
En regaliz de palo, en chocolate y en caprichos flacos que se lleva el viento.
Que bonito sería tenerte aquí.
Y poderte decir: te quiero, te quiero, te quiero.
Ojalá mis lágrimas fueran de pan y me las pudieras limpiar como siempre a besos.
Que bonito sería volver al barrio y verte en la ventana con tu sonrisa de las tardes y cuidándome en silencio.